Vaggiones, Juan Marco y Brussino, Silvina. El apartidismo y el apolitisismo . un análisis a partir de la sensación de falta de poder. En revista: Anuario: Nro 3. CIJS, Centro de Investigaciones Juridicas y Sociales, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Cordoba, Cordoba, Argentina. 200?. Disponible en la World Wide Web: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/argentina/cijs/SEC3003N.HTML |
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EL
APARTIDISMO Y EL APOLITISISMO.
Juan Marco Vaggione* Silvina Brussino**
SUMARIO: Se discute en el presente artículo la tipología propuesta por Dalton en relación a las distintas formas en que los ciudadanos se vinculan con el sistema partidario: partidarios cognitivos, partidarios rituales, apartidarios y apolíticos. La diferencia entre estos dos últimos tipos es específicamente analizada a partir de datos empíricos obtenidos por medio de una encuesta en la ciudad de Córdoba, utilizando variables como la edad, el nivel socioeconómico y la sensación personal de falta de poder e influencia de los ciudadanos (powerlessness).
INTRODUCCION
En una democracia representativa los partidos políticos son los canales formales tradicionales para fomentar, movilizar y canalizar la participación ciudadana. Por ello, la identificación de los ciudadanos con algún partido político opera como un importante movilizador al momento de pensar en las prácticas participativas. Sin embargo, y ya por más de una década, existe una discusión teórica internacional que afirma la existencia de un alejamiento de algunos sectores de la ciudadanía en relación a los partidos políticos. Esto se plasma, entre otros datos, en el constante decrecimiento relativo de miembros de los partidos políticos en la mayoría de los países europeos (Katz et al., 1993:334).
Además de este cambio en la relación ciudadanos-partidos políticos, otra característica importante de las democracias modernas, es el considerable porcentaje de ciudadanos que se “autoexcluye” de la participación, afirmando un alto desinterés por la política, y no presentando motivaciones suficientes como para incorporarse. Esta situación es claramente observable en las amplias franjas abstencionistas de aquellos países donde el voto es voluntario. Estudios sobre esta situación han concluido que estos sectores “autoexcluidos” tienen fuertes niveles de coincidencia con los sectores más relegados socioeconómicamente.
El grado de vinculación de los ciudadanos con el sistema de partidos y el nivel de interés en la política se constituyen en dos conceptos centrales al momento de caracterizar la ciudadanía. Es posible, en principio, pensar en dos combinaciones entre ambos conceptos. En primer lugar los apolíticos, que son los sectores de la población que combinan la desvinculación con el sistema partidario con un desinterés por la dinámica política. En segundo lugar los apartidarios, quienes a pesar de no estar identificados partidariamente, tienen interés por la política y poseen los recursos socioeconómicos mínimos que permiten un involucramiento y comprensión de la dinámica política.
Esta última categoría, los apartidarios, son un grupo que se supone en crecimiento en la mayoría de las democracias desarrolladas (Dalton, 1988). Ciertas investigaciones proponen dos variables básicas para explicar el surgimiento de este grupo: la edad y el nivel socioeconómico, ya que se supone que es entre las franjas mas jóvenes, más educadas y con mayor nivel económico donde la mediación partidaria disminuye (Clark e Inglehart, 1991; Clark et al., 1993). La disminución de la mediación partidaria en estos sectores no implica la no participación, sino por el contrario es fuente de activación de canales menos tradicionales de participación (Kaase, 1990).
La forma en que los ciudadanos se posicionan frente al sistema de partidos, y el interés o desinterés que los mismos tengan de la dinámica política, puede pensarse que se relaciona con la forma en que cada actor visualiza su posibilidad de influir en la toma de decisiones y el nivel de poder que dicho actor cree disponer. Puede hipotetizarse que las personas que se encuentran partidariamente identificadas, que tienen un interés por la política y además poseen los recursos mínimos serán los ciudadanos que presenten una mayor sensación personal de poder y de potencial influencia sobre la toma de decisiones públicas. En el extremo opuesto, aquellos individuos que no sólo carecen de interés por la política y/o falta de recursos mínimos sino que tampoco se identifican partidariamente, tienen la menor motivación para la participación o para creer en la posibilidad de influir en la toma de decisiones.
Se hace necesario para los objetivos del presente artículo analizar en forma más exhaustiva algunos de los conceptos antes mencionados. Para ello se considerará el constructo psicosocial de powerlessness, como una variable destinada a medir la forma en que cada ciudadano juzga y dimensiona su capacidad de influir en la dinámica política y su sensación personal de falta o presencia de poder. Se planteará luego la tipología propuesta por Dalton (1984) para diferenciar la población entre apartidarios y apolíticos. Finalmente, y con datos de una muestra representativa de la ciudad de Córdoba se realizará un primer análisis para comprobar la utilidad de los conceptos planteados.
POWERLESSNESS O LA SENSACIÓN DE LA FALTA DE PODER EN LA CIUDADANIA
UNA PROPUESTA CONCEPTUAL
Dentro del planteamiento psicosocial, y más concretamente de la cognición social, se han estudiado cuáles son los mecanismos que influyen y determinan la comprensión del mundo social. Específicamente, en relación al tema que nos ocupa, interesa la comprensión de la realidad política general.
Dentro de este marco conceptual, “powerlessness” es definido como la sensación subjetiva de ausencia de poder ante las instancias sociales, esta percepción determina en gran medida la actitud y el comportamiento social ante tales instancias. La sensación de powerlessness, en último término es producto de, y provoca a su vez, reflexiones sobre el poder.
Powerlessness esta relacionado con el concepto de externalidad expresada por Rotter (1966). Los sujetos con una percepción de control externa sienten que su propia conducta no puede determinar los resultados que desean, es decir, no pueden controlar y no se sienten responsables de las situaciones que acontecen, por lo tanto, adjudican aquello que ocurre al destino o al azar y se sienten menos inclinados a intervenir.
Cabe aclarar que la internalidad-externalidad propuesta por Rotter, es sólo una de las dimensiones que explican el comportamiento. Si partimos de la idea de los teóricos de la Atribución de que el comportamiento social es multidimensional, la explicación y el análisis de la conducta social se complejiza. Teniendo en cuenta este punto, se sostiene que la externalidad o el powerlessness no suponen necesariamente la no participación, todo depende de las atribuciones da causalidad que el sujeto haga de esa falta de control. Klandermans (1984) integra este planteo en dos hipótesis, la primera sostiene que aquellos sujetos más externos o que tienen una sensación de powerlessness, pero le atribuyen al “sistema” la falta de control, tenderán a formar parte del proceso político para reducir así su sentimiento de powerlessness. La segunda, postula que los sujetos que tienen una percepción más interna (baja sensación de powerlessness) o sea que pueden percibir un control de los acontecimientos, participan más en actividades políticas porque se perciben como eficaces.
El poder de ciertas personas o del dinero (Jacobson, 1980) y el predominio de las decisiones de facto de los políticos sobre las opiniones de los ciudadanos (Jacobson y Kernell, 1983; Rosentone, 1983), configuran un panorama muy propicio para el surgimiento de sentimientos de powerlessness.
En este contexto, consideramos que la participación y el interés en la política estarían afectados por esta expectativa de ineficacia de la acción política personal y de un sistema atribucional sobre el poder, caracterizado con una fuerte orientación externa.
En relación con nuestro tema de interés, es esperable que sean los apartidarios los que presenten un menor powerlessness respecto a los apolíticos, ya que aunque ninguno está partidariamente identificado, los primeros están interesados en la política y motivados para la participación.
Sobral (1986) ha desarrollado una escala que nos permite indagar acerca de la percepción (cognición, representación, sistema de creencias) que los sujeto poseen en relación al poder. La escala de powerlessness[i] está conformada por quince ítems que se agrupan en cinco factores o dimensiones. Un factor principal que hemos denominado Representatividad, que explica por si solo un 20% de la varianza; un factor de Comprensión de la Dinámica Política; un tercer factor denominado Control e Influencia de los Ciudadanos sobre los políticos; otro que agrupó ítems referidos a Confianza en los Políticos; y un último factor de Posibilidades Personales de Influencia[ii].
LOS APARTIDARIOS Y LOS APOLÍTICOS SEGÚN LA PROPUESTA DE DALTON
Para diferenciar a la población en base a la distinción entre apartidarios y apolíticos, se considera en el presente artículo la definición operativa propuesta por Russell J. Dalton (1984). El mencionado autor considera la existencia de dos variables esenciales, la movilización cognitiva y la vinculación partidaria, al momento de tipificar a la población.
La primera de las variables, movilización cognitiva, implica que los “ciudadanos poseen las habilidades y recursos necesarios para estar políticamente comprometidos con poca dependencia de factores externos” (Dalton, 1984:267). La mayor difusión de la educación y el más amplio acceso a la información en las sociedades contemporáneas, habilita a un mayor número de personas a lograr un entendimiento cognitivo de la dinámica política y posibilitar un involucramiento en la misma. La medición de esta variable, de acuerdo con Dalton, se construye a partir del índice sumatorio de las variables nivel educativo y el interés en la política (Dalton, 1984; Inglehart y Klingemann, 1976)[iii].
Por otra parte, la variable “identificación partidaria (o movilización partidaria;) indica la relación que los ciudadanos tienen con el sistema de partidos políticos. Los partidos políticos son considerados como actores importantes en la activación de la participación ciudadana, esto presupone que la mayor identificación partidaria conlleva un mayor involucramiento en la arena política. Para medir esta variable se consideró la autoubicación de los encuestados (muy lejos o lejos / cerca o muy cerca) en relación con los dos partidos políticos tradicionales (UCR y PJ)[iv].
A
partir de convertir ambas variables en dicotómicas (alta o baja movilización
cognitiva y alta o baja identificación partidaria) se agrupan a los
encuestados en cuatro tipos de
ciudadanos: a. apartidarios; b. partidarios cognitivos; c. apolíticos; d.
partidarios rituales. Puede observarse en la Tabla N° 1 los tipos mencionados y
la distribución porcentual de la población de la ciudad de Córdoba (para
una descripción mas detallada de la muestra ver Anexo 2).
El grupo de los apartidarios está compuesto por aquellos ciudadanos que presentan una alta movilización cognitiva, pero no tienen una conexión cercana con el sistema de partidos. Teóricamente este grupo tiene los elementos para involucrarse en la dinámica política sin depender de una movilización partidaria (Dalton, 1984:271). Los apolíticos comparten con los apartidarios la no cercana relación con el sistema de partidos, pero en ellos la movilización cognitiva es baja. Como se afirmara previamente, este es el grupo con menor motivación para la participación.
Si se considera a los ciudadanos que se identifican con alguno de los partidos tradicionales, se pueden diferenciar dos tipos. Por un lado los partidarios cognitivos que son aquellos individuos identificados con algún partido, pero que además poseen una alta movilización cognitiva y por otro lado, los partidarios rituales que son aquellos que a pesar de posicionarse cerca de algún partido político su movilización cognitiva es baja.
Puede observarse en la Tabla N° 1 como se distribuyen los tipos analizados en la población de la ciudad de Córdoba. Los partidarios rituales son la tipología que mayor porcentaje de población presenta (36%), mientras que los apartidarios son el tipo minoritarios (16.7%). Los partidarios cognitivos constituyen el 27.8% de la población y los apolíticos el 19.5%. No existen marcadas diferencias de distribución entre los apolíticos y los apartidarios.
Dalton, en su investigación (1984), realiza un análisis comparativo de la distribución de los tipos arriba considerado en diferentes países[v]. Dichos porcentajes de distribución no son homogéneos (Ver Tabla A del Anexo 3), pero pueden desprenderse de los mismos algunas características generales.
Existe un grupo de países donde los valores de la variable movilización cognitiva es relativamente baja, razón por la cual los canales partidarios son básicos para la participación política. Estos países como Finlandia, Gran Bretaña e Italia presentan un alto porcentaje de partidarios rituales. Los datos obtenidos para la ciudad de Córdoba pueden incorporarse a este perfil, ya que el tipo de los partidarios rituales es el más numeroso de los cuatro considerados (36.0%)
También se observa que la variable identificación partidaria tiene valores diferenciados en los distintos países. En los datos de Córdoba, la suma de los tipos con alta identificación partidaria (partidarios cognitivos y rituales) son los más altos de la Tabla con un 63.8%. Le siguen luego Finlandia (58.9%), Gran Bretaña (56.9%) e Italia (56.7%).
Por otro lado, los apartidarios son el grupo con menos porcentaje de ciudadanos (16.7%) para la ciudad de Córdoba. Esta situación es similar a la que se presenta en países como Finlandia (7.7%), Italia (9.6%) y Gran Bretaña (13.5%). Mientras que por su parte, el porcentaje de apolíticos es comparativamente bajo ya que sólo los Estados Unidos presentan un porcentaje menor (11.8%) a los datos obtenidos para la ciudad de Córdoba.
ALGUNAS VARIABLES ESTRUCTURALES EN LA CARACTERIZACION DE LOS TIPOS
En relación con el objetivo introductorio del presente artículo, se caracterizaran en principio los tipos arriba mencionados respecto a variables estructurales, como el nivel socioeconómico y la edad; para finalmente analizar la sensación de falta de poder (powerlessness) que cada uno de estos tipos presenta.
EDAD
Como se explicitó previamente, la edad es una variable importante en los distintos análisis de cultura política. Del análisis de las medias de la edad (ver Tabla N° 2) se desprende que son los apartidarios el grupo más joven del total de la población. Estos resultados son coherentes con las explicaciones que afirman que, es entre los sectores mas jóvenes donde la desvinculación partidaria con una alta movilización cognitiva tiene más posibilidades de estar presente. En el otro extremo, los apolíticos son aquellos que se caracterizan por una media de edad mas elevada[vi].
Analizando los mismos datos, pero considerados a partir de las categorías censales puede observase que el grupo de ciudadanos entre 28 y 37 es el que presenta, comparativamente, un mayor porcentaje de individuos correspondientes al tipo apartidario (ver Tabla B del Anexo 3). Por lo contrario, la categoría de 68 años o más es la que aporta proporcionalmente más individuos al tipo de los apolíticos.
NIVEL SOCIOECONÓMICO[vii]
Otra variable estructural importante al momento de explicar actitudes y comportamientos, es el nivel socioeconómico de los individuos. En la Tabla N° 3 se presentan las medias de cada tipo en relación a sus valores de la variable Nivel Socioeconómico (NSE)[viii].
Puede verse cómo la categoría de apartidarios poseen la media más baja, indicando un nivel socioeconómico más alto. Esto implica que, comparativamente, los ciudadanos apartidarios tienen un nivel socioeconómico más alto que los otros tipos[ix].
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Si se observa la Tabla C (ver Anexo 3) donde se mide la variable NSE en forma ordinal, es interesante considerar cómo los porcentajes de individuos categorizados como apartidarios disminuyen mientras se desciende de los estratos más altos a los más bajos. Los apolíticos, por su parte, tienen una mayor presencia comparativa entre los estratos más bajos de la población que entre los más altos. Finalmente, los partidarios rituales presentan una distribución opuesta a la de los apartidarios: mientras más bajos son los estratos, mayor es el porcentaje relativo de partidarios rituales.
A pesar que Dalton define relacionalmente la estratificación[xi], puede observarse en sus hallazgos una línea similar a los datos arriba mencionados: los partidarios rituales pertenecen a las clases sociales más bajas (clases trabajadoras), mientras que los apartidarios y los partidarios cognitivos a las clases más altas.
DIFERENCIAS ENTRE LOS TIPOS RESPECTO A LA ESCALA POWERLESSNESS Y SUS FACTORES
Luego de caracterizados los cuatro tipos considerados en el artículo en relación con la edad y el Nivel Socioeconómico, interesa también conocer si estos tipos pueden diferenciarse en relación con la variable powerlessness y sus cinco factores o dimensiones.
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En la Tabla N° 4 pueden observarse los distintos tipos considerados y sus correspondientes medias respecto a la variable powerlessness y los referidos factores. Los tipos están ordenados de menos sensación de falta de poder a más, y vale aclarar que las diferencias de medias entre cada tipo son significativas al .001 en todos los casos.
El desinterés en la política y el menor nivel educativo sumado a su distanciamiento de los partidos, hacen que los “apolíticos” no puedan percibir posibilidades de controlar o manejar acciones políticas y esto aumentará la sensación de powerlessnes encontrada en esta muestra. Por otro lado, los “apartidarios”, si bien se sienten lejos de los partidos políticos, están interesados políticamente y esto los hace sentir mas eficaces en sus comportamientos políticos, ven más posibilidades de controlar el accionar político. O sea, que los “apartidarios” tienen una menor sensación de falta de poder, en relación con los “apolíticos”. Estos últimos, a su vez, son los que perciben una mayor sensación de falta de poder, en relación a todos los tipos estudiados. Los partidarios cognitivos, caracterizados por una alta identificación partidaria y una alta movilización cognitiva, constituyen el tipo con el más bajo valor de powerlessness. La doble movilización que los caracteriza se ve reflejada en una alta creencia en sus posibilidades de influir la dinámica política.
Planteada la forma en que powerlessness discrimina a los tipos considerados, es importante conocer como funcionan las cinco dimensiones o factores que conforman la variable considerada. En el T-Test realizado entre “apartidarios” vs. “apolíticos”, resultaron ser significativos el factor 2 “Comprensión de la dinámica política” y el factor 5 “Posibilidades Personales de influencia” con una significación de .05. El factor 3 “Control e influencia de los ciudadanos sobre los políticos”, con una significación de .000, sin duda alguna es el que mejor discrimina entre ambos tipos. Estos resultados expresan que a pesar de que ambos grupos coinciden en su distancia respecto a los partidos políticos, los “apartidarios” consideran que tienen recursos eficaces, tanto personales como sociales, para influenciar sobre los políticos, además de poseer una mayor comprensión de la dinámica política.
Siguiendo esta línea de análisis, es interesante considerar, cuales son los factores que discriminaron entre “partidarios cognitivos” y los “apartidarios”. Partiendo de que ambos tipos comparten una alta movilización cognitiva, aunque presentan diferencias respecto a la cercanía de los partidos políticos, los factores que resultan significativos son, el factor 1 de “Representatividad”, con una significación de .001; y el factor 4 “Confianza en los políticos”, con una significación de .000. Se podría deducir de estos resultados que, los “apartidarios” tienen una mayor sensación de powerlessness que los “partidarios cognitivos”, porque se sienten menos representados y poseen una menor confianza en los políticos.
Además, los “apartidarios” tienen menos confianza en los políticos que los “partidarios rituales”, que se sienten muy cerca de algún partido político (factor 4, significación de .005); aunque los “apartidarios” consideran que tienen mayores posibilidades personales de influir sobre cuestiones políticas que los “partidarios rituales” (factor 5, significación .01), dado que estos suelen delegar en la estructura del partido el accionar político.
Por otro lado, todos los factores de la escala de powerlessness discriminan entre “apolíticos” y “partidarios cognitivos”, con una significación de .000. Cabe recordar que estos tipos son los más extremos en relación a la sensación de powerlessness. Los “apolíticos” son los que más sensación de falta de poder tienen y los “partidarios cognitivos” los que menos sensación de ausencia de poder manifiestan. Por lo tanto los “apolíticos” se sienten menos representados y comprenden menos la dinámica política que los “partidarios cognitivos”; pero sobre todo tienen menos confianza en los políticos y no ven posibilidades sociales de influenciar sobre los políticos, dado que los factores 3 “Control e influencia sobre los políticos” y el 4 “Confianza en los políticos” son los que mejores correlacionan.
Por último los factores que discriminan entre “apolíticos” y “partidarios rituales”, son el factor 3 (significativo a .000) y el factor 4 (significativo .005). Los apolíticos tienen una menor confianza en los políticos y perciben escasas posibilidades sociales de influir sobre ellos en comparación con los partidarios rituales.
CONCLUSIONES
La relación de los ciudadanos con los partidos políticos está cambiando en las sociedades contemporáneas y la participación ciudadana como ideal democrático, busca otros canales para su substanciación. Pero la “ciudadanía” no es un concepto homogéneo y la propuesta teórica de Dalton permite distinguir operativamente cuatro tipos de ciudadanos de acuerdo a como se combinen la movilización cognitiva y la identificación partidaria (partidarios cognitivos, partidarios rituales, los apartidarios y los apolíticos).
La propuesta de Dalton y datos empíricos de la ciudad de Córdoba sirvieron para una discusión preliminar sobre los distintos tipos. Si se consideran los datos de Córdoba en un contexto comparativo internacional, llama la atención la alta proporción de identificación partidaria existente. Esto produce como consecuencia, que los partidarios cognitivos y los partidarios rituales sean los tipos con mayor porcentaje de integrantes.
Dentro de las tipologías analizadas, reviste importancia la distinción entre apartidarios y apolíticos. A pesar que ambos no están identificados partidariamente, los apartidarios tienen una alta movilización cognitiva que los constituye en potenciales actores de canales no tradicionales para la participación. En concordancia con numerosos estudios que afirman que los cambios de culturas políticas se producen en primer lugar entre los más jóvenes y los de mejor posición económica, los apartidarios son significativamente más jóvenes y pertenecen a sectores socioeconómicos más altos que los apolíticos.
Otro eje central del artículo es la caracterización de los tipos analizados en relación a la forma en que los ciudadanos perciben su sensación de poder y su potencialidad de influir en la dinámica política. Para esto se utilizó la variable “powerlessness”, la que discriminó significativamente entre los tipos considerados de acuerdo a lo esperado. Los partidarios cognitivos, que además de la motivación externa partidaria tienen una alta motivación cognitiva, son los que presentan el menor valor de powerlessness, indicando una baja sensación de falta de poder. En el extremo opuesto los apolíticos, sin identificación partidaria y con baja movilización cognitiva, son el tipo con mayor sensación de falta de poder.
Los distintos factores o dimensiones que conforman la variable powerlessness también demostraron su utilidad al momento de discriminar entre los distintos tipos. Además de la variable powerlessness, los factores que mejor diferencian a los apartidarios de los apolíticos son la “comprensión de la dinámica política”, “potencialidades personales de influir” y “control e influencia de los ciudadanos sobre los políticos”. Esto manifiesta que los apartidarios, en relación con los apolíticos, afirman tener mayores posibilidades personales de comprender lo que sucede en la arena pública, como así también de poseer mayores recursos posibilidades de influenciar el accionar de los políticos. Por su parte los factores “confianza en los políticos” y “representatividad” no diferenciaron a ambos tipos, siendo estos resultados coincidentes con la no identificación partidaria, que es un rasgo compartido por ambos.
Esta primera discusión de la tipología propuesta por Dalton ha demostrado la necesidad analítica de distinguir los ciudadanos al momento de considerar sus actitudes y comportamientos en relación con la esfera pública. Esta tipología presenta un interesante grado de utilidad al considerarla empíricamente, razón por la cual un análisis mas detallado de las variables incluidas y una profundización de su valor explicativo son un desafío abierto.
ANEXO 1:
CONSTRUCCIÓN DE LA ESCALA DE POWERNESSNESS.
La escala powerlessness está constituida por 15 ítems sobre actitudes y creencias de las personas hacia las instancias políticas. Estos ítems a su vez se agrupan en factores que hacen a cuestiones más específicas del entendimiento general expresado por powerlessness.
A continuación se detallarán los estudios realizados a la escala y como quedaron construidos estos factores específicos de los que hablábamos.
En un primer momento se realizó una prueba de homogeneidad de la escala y de las dimensiones definidas por Sobral y Vargas (1986) mediante una correlación ítem vs. el total de la dimensión, y del ítem vs. el total de la escala. En este primer análisis se descartó un ítem dada su escasa correlación con el resto de los reactivos (ítem n° 8 “Cree Ud. que las decisiones del gobierno le afectan directamente?”). También se evaluó la consistencia de la escala, a través del método de partición en mitades y ésta arrojó un índice de consistencia de .60.
Luego se procedió a la factorización de la escala y se realizó un análisis factorial de rotación oblicua. Así se pudo constatar la existencia de cinco factores o dimensiones del constructo, con una escasa correlación entre los factores que darían cuenta de la multidimensionalidad de la escala. Ante el resultado encontrado se realizó un análisis factorial con rotación de tipo ortogonal que definió cinco factores con claridad y coherencia, y con una buena correlación entre ellos (Tabla n° 1, 2, 3, 4, 5).
Las investigaciones realizadas por Sobral en muestras españolas, acerca de esta escala ya habían comprobado la existencia de cinco factores, aunque en la muestra cordobesa tres de los ítems tuvieron diferencias en cuanto a las saturaciones, que consideramos que obedecen a cuestiones de tipo cultural en la interpretación de los ítems, y no afectan a la coherencia de las dimensiones.
Estos cinco factores explican el 53% de la varianza y presentan la siguiente dimensionalización de la escala:
a) un factor principal que hemos denominado Representatividad que explica por sí solo un 20% de la varianza.
b) un factor de Comprensión de la Dinámica Política
c) un tercer factor denominado Control e Influencia de los Ciudadanos sobre los Políticos;
d) otro que agrupó ítems referidos a Confianza en los Políticos;
e)
y un último factor de Posibilidades
Personales de Influencia.
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Como se observa de la tabla
anterior, se respetan las cuotas de edad y sexo obtenidas en el Censo de Población
y Vivienda de 1991. La categoría de 18 a 27 corresponde a la de 15 a 24 del
mencionado Censo y así sucesivamente.
Queremos agradecer la esencial
colaboración de la Dra. Martha Díaz de Landa y del instituto de Análisis Político
de la Universidad Católica de Córdoba en la obtención de la muestra.
REFERENCIAS
* Investigador del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales (CIJS), UNC.
** Investigadora del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFYH), UNC.
NOTAS
[i] Ver anexo para una explicación más detallada de la medicion de la powerlessness y sus factores.
[ii] Puede decirse que esa dimensionnalización responde bien a aquellos elementos que, intuitivamente, se pueden considerar como constitutivos de powerlessness. Pero consideremos que si bien un puntaje global de powerlessness puede ser un indicador muy valioso, las significaciones de esta sensación pueden ser diferentes dadas las distintas dimensiones que constituyen el constructo. Ante eso se utilizan también los puntajes parciales de cada dimensión, dado que así se potencia el poder discriminativo de powerlessness.
[iii] La variable interés en la política tiene cuatro categorías (mucho, bastante, poco o nada). La variable educación fue recodificada en cuatro categorías (1. universitario / terciario completo; 2. secundario completo universitario y terciario incompleto; 3, secundario incompleto y 4. primario incompleto o menos). La variable movilización cognitiva se construyó con la sumatoria de esas dos variables, obteniéndose una escala con valores de 2 a 8. Posteriormente fue dicotomizada siguiendo a Dalton: valores de 5 o menos se les considera como con una alta movilización cognitiva y valores de más de 5 como una baja movilización cognitiva.
[iv] La variable Identificación Partidaria tiene dos categorías conformadas de la siguiente manera: aquellos individuos que afirman estar lejos o muy lejos de ambos partidos mayoritarios y aquellos individuos que se encuentran cerca o muy cerca de alguno de ellos. Debido al fuerte bipartidismo que ha caracterizado la cultura política argentina por años, se consideran sólo a los dos partidos mayoritarios para la medición de la variable.
[v]
Gran Bretaña, Estados Unidos, Finlandia, Austria, Holanda, Suiza, Alemania
e Italia (R. Dalton. “Cognitive
Mobilization and Partisan Dealignment in Advanced Industrial
Democracies”, op. cit.)
[vi] Debe asimismo considerarse que las diferencias de medias entre ambos grupos es significativa al .010
[vii] Se incluyeron las variables ocupación, ingreso, nivel de vivienda y nivel de automóvil, excluyéndose el nivel educativo como dimensión de la variable NSE, por constituir el mismo una dimensión tipificadora de la variable movilización cognitiva.
[viii] Los datos fueron analizados a través de sus diferencias de medias. Se puede observar en la Tabla Nro. 3 las medias de cada uno de los tipos respecto a su valor en la escala 1 a 7 de estratificación social.
[ix] La diferencia de medias entre apartidarios y apolíticos es significativa al .000
[x] Obsérvese que los valores más bajos implican un nivel socioeconómico mas alto.
[xi] Para una diferencia entre la Medición Relacional y la Gradacional de la estratificación ver Vaggione, J., "Clases Medias y la teoría marxista. Criterios para su determinación" en Anuario del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales, 1993, Editorial Advocatus, 367-391.
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