Harry Brown Araúz*
Los resultados de las elecciones generales 2006 de Costa Rica han sido sorprendentes debido a la casi inexistente ventaja que obtuvo el ganador de la elección presidencial Oscar Arias, del Partido Liberación Nacional (PLN), sobre el candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC), Ottón Solís. Inicialmente, y pese a que los medios de comunicación centraban sus noticias en la estrechez del resultado, tal hecho debió considerarse como anecdótico, de no ser porque días después provocó la suspensión del escrutinio electrónico y la aparición de una plétora de denuncias de supuestas irregularidades, más de 700, durante el conteo de votos. La mayoría de estas denuncias fueron interpuestas por miembros del PAC.
Sin embargo, es importante recalcar que aunque el régimen democrático, incluyendo al Tribunal Supremo de Elecciones, fue herido gravemente tras esta situación, las instituciones electorales costarricense han demostrado ser fuertes. Es conveniente recordar que una de las características que, según Huntington, define instituciones políticas fuertes es la adaptabilidad. Lo sucedido en Costa Rica no es producto de una institucionalidad democrática desgastada, sino la prueba de que las instituciones de este país centroamericano son capaces de acoger y amoldarse a los cambios que surgen en la sociedad. Dicho proceso de adaptación está siendo gradual y no ha estado exento de dificultades, pero se está efectuando sin que se quiebre el régimen. En ese sentido, el sistema de partidos costarricense viene sufriendo cambios progresivos desde, al menos, la década de 1980. Años estos en los que el PLN, dio la espalda a sus preceptos ideológicos socialdemócratas para abrazar la economía de mercado.
Para captar cabalmente la trascendencia de este torneo electoral hacemos un breve pero obligado repaso de la evolución del sistema de partidos costarricense, para luego poner en perspectiva los resultados surgidos de las elecciones generales del cinco de febrero del 2006.
El bipartidismo con partido predominante (1953-1989)
La democracia costarricense es un producto no intencional de la situación de "empate" entre las fuerzas sociales que protagonizaron la guerra civil de 1948 encabezadas por José Figueres Ferrer, don Pepe, y Otilio Ulate Blanco con la larga sombra de Rafael Calderón Guardia detrás suyo. Desde entonces, el país ha disfrutado de un régimen estable en el que hasta 1990 el PLN fue el partido predominante, que no hegemónico.
El PLN compartía el bipartidismo costarricense con la fuerza partidista conservadora que coyunturalmente apareciera. Desde 1953 hasta 1986 (9 elecciones generales) ganó todas las elecciones legislativas, obteniendo en cinco de ellas la mayoría absoluta de los escaños; también en el mismo período ganó seis elecciones presidenciales, repitiendo victorias electorales en los años 1970-1974 y en los años 1982-1986.
Durante esta etapa de su historia, bajo el predominio del PLN, la sociedad costarricense entró en una fase de crecimiento y modernización que tuvo como protagonista a un Estado intervencionista que se constituyó en un Estado de bienestar que centralizaba la administración y descentralizaba los servicios.
El PLN se declaraba socialdemócrata, dándole mucha importancia a los aspectos ideológicos del partido, no sin escapar de las constantes tensiones doctrinales que naturalmente existían en un partido corporativista en el que convivían grupos con distinto pelaje ideológico.
La época de mayor esplendor electoral del PLN fue el período 1970-1989, en el que ganaron cuatro de las cinco elecciones presidenciales que se realizaron, gobernando 16 años de los 20 posibles, con la única interrupción del período 1978-1982. Como si fuera poco, en 1976 fueron aceptados en la Internacional Socialista. Paradójicamente, en este período, concretamente a partir de 1982, el PLN empezó a darle la espalda a los preceptos socialdemócratas que tan ardientemente había abrazado e inició la aplicación de las recetas económicas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendaba para toda la región. En 1986 postularon a la presidencia a Oscar Arias Sánchez, representante de la nueva guardia de jóvenes neoliberales del partido, quien ganó las elecciones y se convirtió en el primer Presidente de Costa Rica postulado por el PLN que no había sido miembro de la Junta Revolucionaria de 1948. Evidentemente, la figura de Arias personificaba el punto de inflexión que estaba viviendo su partido y el país.
Del bipartidismo al multipartidismo
Arias continuó decididamente la tarea iniciada por su copartidario Luis Alberto Monge: el desmantelamiento del Estado de bienestar levantado por su propio partido. La ortodoxia neoliberal pasó factura al PLN y perdieron las elecciones generales de 1990 a manos del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), fundado en 1983 y que no era más que la recomposición partidista de las fuerzas conservadoras que no habían podido consolidar una propuesta partidista desde 1948. Contrario al PLN, los liberales conservadores del PUSC no incurrían en contradicciones doctrinales al aplicar el recetario neoliberal en Costa Rica.
En 1990 el sistema de partidos costarricense seguía siendo bipartidista, con 98.7 por ciento de concentración del voto y un número efectivo de partidos presidenciales (NEPP) de 2.05. El gobierno del PUSC, encabezado por Miguel Angel Calderón Fournier, continuó aplicando el programa de ajuste estructural, lo cual se cristalizó, por ejemplo, rompiendo el monopolio estatal de las telecomunicaciones y la electricidad.
El PLN ganó las elecciones de 1994, pero tuvo que recurrir a la imagen caudillesca de don Pepe por medio de su hijo José María Figueres Olsen. El sistema seguía siendo bipartidista con un 97.3 por ciento de concentración del voto y 2.11 de NEPP. El programa económico de Figueres Olsen siguió la línea de su antecesor del PUSC. Los resultados de las elecciones de 1998 traerían el primer aviso de que el PLN había abusado de la paciencia de sus electores y que el sistema de partidos costarricense empezaría a cambiar.
En febrero de 1998 el PUSC ganó la elección presidencial y las legislativas, pero sin obtener la mayoría absoluta de escaños. La concentración del voto, de un 91.5 por ciento, seguía indicando que había bipartidismo, pero el NEPP de 2.38 empezaba a indicar que casi había dos partidos y medio presidenciales _el número efectivo de partidos legislativos (NEPL) ya era de 2.56, poco más de dos partidos y medio. Para el ciudadano llano quizás estos cambios eran imperceptibles, pero eran el aviso de la inflexión que acaecería en el año 2002.
La legislación electoral costarricense estipula que si ninguno de los candidatos presidenciales alcanza el 40 por ciento de los votos válidos se realizará una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos que más votos hayan obtenido. Desde 1953 nunca fue necesario realizar una segunda vuelta, hasta el 2002. Por si fuera poco, por vez primera desde la instauración de la democracia costarricense las fuerzas partidistas adversarias del PLN, aglutinadas en el PUSC desde 1983, ganaban dos elecciones seguidas.
Otro indicador del resquebrajamiento que estaba sufriendo el sistema de partidos costarricense fue el porcentaje de abstención. Desde 1962 la abstención en Costa Rica no había sido más del 22 por ciento. En 1990 y 1994 siguió siendo muy baja, con 18.2 por ciento y 18.9 por ciento, respectivamente. En 1998 aumentó notablemente, se disparó hasta llegar al 30 por ciento y en el 2002 se comprobó que lo de cuatro años antes no había sido un accidente, ya que aumentó un poco más hasta llegar a 31.2 por ciento.
Raventós Vorst, Fournier Facio y Ramírez Moreira (et. al.) (2005) en su abarcador estudio Abstencionistas en Costa Rica: ¿quiénes son y por qué no votan? identifican muy convincentemente las causas que están detrás del aumento de la abstención. El más importante es "el malestar con la política y los políticos, que se expresa en el alejamiento de los votantes de las dos opciones partidarias de la segunda mitad del siglo pasado". (230 p.) Ese alejamiento se ha traducido en la pérdida del 50.1 por ciento del caudal electoral del PLN, en comparación con 1986, y en un 29.1 por ciento para el PUSC. No obstante, las causas de los altos índices de abstención en Costa Rica son bastante más complejas que lo anteriormente dicho. El perfil socioeconómico de los abstencionistas de 1998 difiere del de los del 2002. Quienes se abstuvieron en 1998 eran primordialmente individuos con alto nivel socioeconómico y educativo, que geográficamente se encontraban en el Valle Central, y en especial en la Región Metropolitana. Primordialmente, estas personas no se sentían identificadas con ninguna de las dos opciones partidistas con opciones de triunfo _nótese aquí el funcionamiento de los efectos psicológicos del sistema electoral.
Los abstencionistas del 2002 eran principalmente electores con bajo nivel socioeconómico y educativo, provenientes de las provincias fronterizas y relacionados laboralmente con la agricultura. Los abstencionistas de estratos sociales altos de 1998 acudieron a las urnas atraídos por la figura del candidato del PUSC Abel Pacheco, que se presentó como un político alejado de los partidos tradicionales, incluido el suyo, y la figura de Ottón Solís, quien se presentó como el candidato de una tercera fuerza, el PAC, que le daría a los desencantados posibilidades de triunfo.
En la segunda vuelta se enfrentaron el candidato del PLN Rolando Araya Monge y el del PUSC Abel Pacheco. Como ya se ha dicho, por vez primera las fuerzas antiliberacionistas repetían victoria electoral. Serían ocho años seguidos en el poder.
Después de casi medio siglo, el sistema de partidos costarricense había dejado de ser bipartidista. Así lo indicaban sin ambages una concentración del voto de 69.6 por ciento y un NEPP de 3.14. El PAC era el nuevo partido importante de la política costarricense.
Elecciones del 2006: "Llegamos al borde del precipicio y dimos un paso más"
Todo indicaba que el PAC era quien estaba aprovechando el drenaje electoral de los principales partidos del país, especialmente el del PLN. El candidato presidencial y líder del PAC, Ottón Solís Fallas, fue miembro prominente del PLN y fue Ministro de la Presidencia durante el gobierno de Oscar Arias, su adversario en la elección presidencial del 2006. El discurso del PAC se asemeja bastante al del PLN anterior a la década de 1980, siendo su eje el rechazo a la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos.
Con el PUSC en su mejor momento y el PAC en franco ascenso, parecía que los días del PLN como una de las dos principales opciones partidistas del país estaban acabados. Las perspectivas del PAC mejoraron aún más cuando los casos Fischel-CSS y Alcatel-ICE desnudaron la más obscena corrupción y provocaron el encarcelamiento de los ex presidentes Rafael Calderón Fournier y Miguel Angel Rodríguez, ambos del PUSC.
La clase política beneficiaria del bipartidismo estaba en serios apuros y maniobró para poder jugarse la que quizás era su mejor carta: postular al político más conocido y uno de los más prestigiosos del país: el ex presidente y premio Nobel de la Paz Oscar Arias. La maniobra consistió en que la Sala de lo Constitucional modificara el impedimento permanente de los ex presidentes para postularse y dejarlo de manera que lo pudieran hacer ocho años después de haber acabado su período de gobierno. Un PLN en horas bajas sería el encargado de sacarle las castañas del fuego a toda la clase política costarricense y, para colmo, tendría que hacerlo enfrentándose a sus propios fantasmas personificados por Ottón Solís y el PAC.
Buena parte de la campaña electoral se centró en la conveniencia de ratificar el TLC con Estados Unidos. Arias defendió la ratificación y Solís se opuso frontalmente. Curiosamente, la excepcionalidad de la coyuntura y la pérdida de lealtades electorales en los últimos ocho años no empujaron al PLN a asumir un discurso proteccionista y más acorde a su larga tradición ideológica. Dependiendo de la postura ideológica del observador, esta conducta puede ser vista como la colocación del beneficio del país por encima de las conductas electoreras o, por el contrario, como de compromiso a ultranza con las transnacionales y sus socios locales, aunado a una sordera selectiva en detrimento de los sectores populares.
Los resultados electorales reflejan que la batalla final la ha librado el PLN contra el PLN. Uno, el fundado por don Pepe, el de los símbolos de siempre, nacido socialdemócrata y miembro de la Internacional Socialista, pero hoy ideológicamente bastante más a la derecha (7.6 en el continuo izquierda-derecha), tanto como su otrora adversario conservador el PUSC (7.7); el otro, el PAC, escindido del partido nodriza, de reciente data, proteccionista y geográficamente concentrando sus apoyos electorales en el Valle Central, donde antiguamente, hace poco más de 20 años, el PLN tenía uno de sus bastiones.
Notable es el descalabro descomunal el PUSC, que pasó de obtener 38.6 por ciento de los votos válidos en el 2002 a sólo 3.6 por ciento en el 2006. Las fuerzas conservadoras costarricenses, antes allí aglutinadas, parecen ya no necesitar ese recipiente político, sobre todo si el PLN insiste en cuidar sus intereses. El cuadro 1 contiene los resultados electorales presidenciales del cinco de febrero del 2006.
Cuadro 1 Resultado de la elección presidencial costarricense de 2006 | |
Porcentaje | Partido votos válidos |
Coalición Izquierda Unida | 0.1 |
Integración Nacional | 0.3 |
Renovación Costarricense | 0.9 |
Acción Ciudadana | 39.8 |
Unión Patriótica | 0.1 |
Partido Unidad Social Cristiano | 3.6 |
Alianza Democrática Nacionalista | 0.2 |
Partido Liberación Nacional | 40.9 |
Patria Primero | 1.1 |
Movimiento Libertario | 8.5 |
Rescate Nacional | 0.2 |
Fuerza Democrática | 0.2 |
Unión Nacional | 1.6 |
Unión para el Cambio | 2.4 |
Total | 100.0 |
Fuente: Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica (2006). |
El próximo presidente de Costa Rica no tendrá mayoría en la Asamblea Legislativa, al menos no sólo con los votos de su partido. Presumiblemente, repetirá la situación de sus predecesores José María Figueres Olsen del PLN y Miguel Ángel Rodríguez y Abel Pacheco, del PUSC, quienes lograron frágiles coaliciones mayoritarias en el hemiciclo. El cuadro Nº2 contiene los resultados de las elecciones legislativas.
Cuadro 2 Resultados de las elecciones legislativas costarricenses del 2006 | |
Porcentaje | Partidos de votos válidos |
Accesibilidad sin Exclusión | 1.6 |
Acción Ciudadana | 25.8 |
Frente Amplio | 1.1 |
Partido Liberación Nacional | 36.4 |
Movimiento Libertario | 9.1 |
Patria Primero | 1.6 |
Renovación Costarricense | 3.4 |
Restauración Nacional | 2.0 |
Partido Unidad Social Cristiana | 7.6 |
Unión Nacional | 2.5 |
Unión para el Cambio | 2.4 |
Otros* | 6.5 |
Total | 100.0 |
Fuente: Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica (2006). | |
*Son 15 partidos que no llegaron al 1 por ciento de los votos válidos. |
El cuadro Nº2 también evidencia la atomización de la representación legislativa en Costa Rica. A diferencia del sistema electoral panameño, en el costarricense todas las circunscripciones son plurinominales y la fórmula electoral utilizada es la Hare, que es la más proporcional posible. Además, las listas son cerradas. Estas características dan a los partidos pequeños mayores posibilidades de obtener representación, por lo que se animan más a participar en las elecciones legislativas que en las presidenciales.
Las dificultades propias de no tener mayoría en la Asamblea Legislativa deben sumarse a la inicial debilidad del gobierno de Arias, provocada por su irregular manera de ascender por segunda vez al poder _me refiero al revuelo provocado por la reinterpretación de la norma constitucional que le impedía postularse, a la estrechez del resultado y a la anormal dilación del escrutinio- por lo que, estrictamente según las variables politológicas, el nuevo gobierno iniciará su gestión con una incómoda vulnerabilidad.
Las elecciones costarricenses de febrero del 2006 parecen ser las últimas que reflejaron el cleavage surgido en 1948 y que dotó a la política del país de un régimen democrático estable y ejemplar para Latinoamérica.
Este cleavage o fractura surgió en la década del 40 y tuvo su punto álgido en el enfrentamiento armado de 1948. Las figuras emblemáticas de tales acontecimientos fueron José Figueres Ferrer "don Pepe" y Rafael Calderón Guardia. Aunque podría considerarse a ambos caudillos como la base de la fractura no puede soslayarse su contenido ideológico, reforzado por el carácter socialdemócrata del PLN. Ambas características de la fractura, su naturaleza personalista e ideológica, permiten entender su actual ocaso.
(Raventós Vorst, Fournier Facio y Ramírez Moreira, 2005, 235p.) ven en el cambio generacional una de las razones que han erosionado las lealtades políticas de los costarricenses. Al ser el personalismo una base poco sólida para fundar un cleavage, los jóvenes no se sienten identificados con la figura de individuos que prácticamente no conocieron.
Sin embargo, la adopción por el PLN del neoliberalismo como guía de sus gestiones gubernamentales desde la década de 1980, y el acuerdo alcanzado en 1995 por los hijos de los caudillos conciliando la implementación de profundas políticas neoliberales, contribuyó también a acabar con la división ideológica que hacía competitivo al sistema. Las bases sociales del PLN, partido sobre el que descansaba todo el sistema, le han ido abandonando y están buscando otra referencia partidista.
Además de la volatilidad del sistema, que ha aumentado considerablemente, el mejor indicador de la fase de cambio que está sufriendo el sistema de partidos costarricense es el índice de abstención. Este año llegó a 34.6 por ciento, continuando la tendencia de aumento que inició en 1998. Podría decirse que, además de Arias y Solís, la abstención también estuvo cerca de ganar las elecciones.
Recapitulando, la gran importancia de estas elecciones está en la irrupción no casual del PAC en detrimento del PUSC, lo cual modifica el espectro ideológico partidista costarricense, ya que el PLN se ha desplazado hasta convertirse en el partido más a la derecha de los que tienen vocación de gobierno, pasando a ocupar su antiguo lugar, hacia el centro, el novel PAC. Asimismo, como se acaba de decir, la abstención también es importante como fiel reflejo de los cambios que está sufriendo el sistema de partidos costarricense.
En cuanto a la proyección de Arias como figura centroamericana, hay versiones para todos los gustos. Indudablemente nos encontramos frente a un individuo con proyección internacional que, según algunos, podría dotar de liderazgo a una región que hace tiempo no lo tiene. Por otra parte, se podría decir que, debido al encuadramiento sin ambages de Arias con el neoliberalismo y sus comprobados nefastos resultados para Latinoamérica, este no es el liderazgo que Centroamérica necesita.
Amanecerá y veremos. Afortunadamente, los vaivenes partidistas del país no han debilitado el compromiso que tienen los costarricenses con la democracia. Muy por el contrario, tal como lo comprueban Selligson, Booth y Gómez (2003), los índices de apoyo al sistema han mejorado al tiempo que el abstencionismo ha aumentando. Siendo así, y parafraseando a Fabrice Lehoucq (2005), el paraíso costarricense no se ha perdido totalmente.
Bibliografía
- Brown Araúz, H. (2005), Los partidos políticos en Centroamérica. Un estudio institucional comparado sobre la disciplina partidista Costa Rica, Guatemala y Panamá, tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
- Lehoucq, F. (2005), "Costa Rica: Paradise in doubt", Journal of Democracy, volumen 16, Nº 3, 140-154pp.
- Raventós, C., M. Fournier, O. Ramírez (et. al.) (2005). Abstencionistas en Costa Rica. ¿Quiénes son y por qué no votan? San José, Universidad de Costa Rica.
- Seligson, M., J. Booth y M. Gómez (2001), Does political legitimacy matter? Documento presentado ante Latin American Studies Association (LASA), Dallas, Texas.
Notas
*Sociólogo, investigador del Instituto de Estudios Nacionales (IDEN) de la Universidad de Panamá.